sábado, 27 de junio de 2009


hacer, y pues el día de la semana para votar es domingo, y la religión ya no importa tanto, acabará por ir a la playa, si es verano, o quedarse en casa, si es invierno, aunque pienso que lo mejor sería un voto en blanco del 99%, que si ya es una utopía que esto se dé, lo del 100% sería un milagro. Posible lo primero, imposible lo segundo, que Dios no entra en el juego de los hombres torpes que quieren ser como El. Basta con una prueba. La ideología es como una secta. Una vez que se entra en ella no hay forma de salir. En todas partes, pero en este país por la idiosincrasia del carácter impulsivo se nota más. Lo de la secta es una trampa, un sutil negocio, una atadura mental. Con la ideología sucede otro tanto, por mucho que se baraje el término de democracia no hay opción a pensar distinto siquiera en lo superficial. Se dice que no hay cosa mejor que la democracia. Yo no discuto que no lo sea, que exista la pluralidad del pensamiento, varias fórmulas de conducir la historia de un país, el refrendo popular. Con ser todo esto valores positivos nadie me puede negar que subyace un fondo dictatorial bien sea por la mayoría del partido gobernante como el sometimiento ciego a una doctrina dogmática. Un ejemplo sencillo. Supóngase tres personas viendo desde la misma atalaya un inmenso paisaje, por razón de ser de cada una de ellas, la visión la fija cada cual en aquello que resalta más a sus emociones, a la sorpresa, al mismo defecto sensorial. Y ladera abajo se comunican entre sí aquello que más les impactó. Y surge la disputa de lo que no vio el otro queriendo prevalecer su visión. Una visión parcial. El viaje ha sido largo y una pausa en una taberna no viene nada mal. Mientras comparten mesa advierten en silencio que colgado de la pared hay un cuadro pintado por un paisano del lugar. Se trata del paisaje visto por los tres. Los tres no reconocen el paisaje que acaban de disfrutar. Y preguntan si es otro distinto. El pintor charla con un amigo en el mostrador mientras saborea un vino del pueblo. Y lo explica. Este cuadro responde al paisaje que Vds. han visto. No es una propiedad personal, sino de varios amigos que fueron relatando su visión concreta hasta conformar un conjunto. De haberlo hecho yo adolecería del mismo defecto que el de Vds. intentando plasmar una totalidad en una visión parcial que resulta ser otra cosa. Con el político pasa otro tanto. Aferrado a sus siglas no reconoce que más allá de lo propio existen otras fórmulas que fundidas a las suyas responden al conjunto de la sociedad. La sociedad no la compone el 51% de votantes que eligieron una forma de política determinada, también pertenece a ella el 42%, el 7%, el 2% restantes. De aquí que no se puede hacer de la mayoría parlamentaria una tiranía política aunque le respalde las leyes al respecto. Cada tanto por ciento han visto en el político una parte del paisaje que no lo vieron los demás y que, sin la exigencia de aferrarse a una forma de pensar como única y verdadera, su aportación podría abarcar un segmento mayor que la del ganador del refrendo, pues lo contrario supone una dictadura velada, legalizada, legitimada, pero dictadura. Y lo que se votó fue en democracia. Esta pertinaz creencia del político de que sólo lo suyo es lo perfecto, es la mayor estupidez que puede cometer. Jamás saldría a su encuentro aunque lo anunciara con tambores y trompetas por irrespetuoso con el pueblo. Otro ejemplo más reciente y fresco.No es cierto que la religión no les interese a todos. No es cierto que la religión les interese a todos. No se puede establecer una ley negando o afirmando su docencia en términos rotundos. Unas siglas de color laicista busca el sofisma para imponer su filosofía de la vida. Otras siglas de color humanista, su obligación. Planteada la tesis así habría que cotejar cuál de los dos planteamientos tienen un sustento histórico y sociológico más razonable. Más allá de la contemplación del propio ombligo evidencia que la religión es un componente del ser del hombre más allá de una apreciación determinada de la creencia y que se practica en los cinco continentes del mapa-mundi. (Cuando las ideas de otros países conectan con las propias siglas se toman como referencia para implantarlas, cuando no, se silencia) Pero siguiendo con el tema, ¿cuál es la solución para que una gran porción de la sociedad se vea marginada de una u otra dirección política? El término medio, la opcionalidad, el respeto, las posibilidades de encontrarse la sociedad en un campo de libertad total. Muy fácil de implantar el bien de todos. Que en el mismo centro docente exista la posibilidad de rechazo o de encuentro con la asignatura de religión. Ello supondría un recargo del Tesoro Público. Y ¿qué? ¿Si gobiernan unos no hay dinero y si gobiernan otros hay dinero para todos? Siempre igual con la teoría de las mayorías y de meter a todos en un saco de que la sociedad quiere lo que el partido gobernante quiere. Y no es verdad. Además me pregunto sobre este tema: ¿Qué daño puede aportar el estudio de las distintas religiones si su práctica es libre para ejercerla y aceptarla? ¿Acaso no revierte en el desarrollo integral de la persona el conocimiento de su esencia como tal? La ideología. Lo siento, señor, pero en tanto muestre su ceguera para regir los destinos de la patria según su ideología como la panacea de la felicidad humana y solución de los problemas del pueblo, no cuente con mi voto, y aunque le importe un bledo, no me incluya después diciendo que es lo que quiero lo que Vd. quiere. No me insulte. No me haga bobo. ¡Váyase, señor que ya es rico para disfrutar unas vacaciones de por vida! Atentamente Félix J. Eguía

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